Un breve apunte en esta mañana de julio que se ha despertado con la resaca de una sufrida victoria de la Mannschaft ante una Argelia que le hizo frente y vendió cara su derrota. Empiezo mi habitual revista de prensa y casi se me atraganta el desayuno con el titular del Marca:
Y es que El triunfo de la voluntad es el título de una película de 1935, dirigida por Riefenstahl para cantar las bondades del nazismo:
A poco que uno haya convivido mínimamente con nuestros hermanos teutones, sabrá de su especial sensibilidad para con todas las referencias al régimen de Hitler. ¿Se ha vuelto loco entonces el seleccionador alemán? ¿Habrá desarrollado una vis cómica desconocida hasta ahora? Como traductor acostumbrado a dudar, me voy a una fuente germana y desecho rápidamente mis temores sobre la llegada inminente de un Cuarto Reich, en el que las divisiones acorazadas de Angela Merkel se dipongan a someter, no solo a Europa, sino, también, al continente americano, desde una Porto Alegre llamada ahora Glückshafen:
„Das war ein Spiel zum Durchschnaufen. Ein Sieg des Willens. Eigentlich mussten wir das Spiel in der regulären Spielzeit entscheiden. Wir hatten wahnsinnig viele Chancen.“(*)
Y es que la palabra Wille, voluntad, no tiene ninguna connotación negativa en alemán por sí misma, y solo evoca el horror del Holocausto en ese sintagma nominal infame. Queda por ver si la redacción de la noticia, que, dicho sea de paso, Marca no firma, replica medio mundo, vírica, a través de la red y parece salida de una agencia cubana de prensa, fue simplemente desafortunada o, por el contrario, tendenciosa, en estos tiempos de alarmante germanofobia.
La moraleja, como casi siempre, es doble: para el lector, dude de todo lo que lea, especialmente, si le chirría; para el informador, revise sus contenidos antes de rebotar lo que recibe de terceros, salvo que quiera abundar en el error o asumir ideologías ajenas. Y es que, como decía el gran Baltasar Gracián al respecto de la información, «raras veces llega en su elemento puro, y menos cuando viene de lejos; siempre tiene algo de mixta de los afectos por donde pasa». No lo olvidemos.
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(*) Edito, para ofrecer una traducción no ideológicamente cargada: «Nos hemos dejado el aliento en este partido. Ha sido una victoria de la voluntad(**). Realmente, debimos haber decantado el enfrentamiento en el tiempo reglamentario. Tuvimos muchísimas ocasiones».
(**) Si el redactor prefiere emplear la voz triunfo en lugar de victoria, sustitúyase entonces voluntad por tesón.