Cinestesia

Decía Johan Huizinga que todo juego significa algo. Así, para el Homo ludens el reto no es mero divertimento, sino instrumento, herramienta al servicio de la construcción de su propio universo. Porque el ser humano, es, también, faber y depictor.

El juego. La herramienta. La imagen. Todos ellos cobran verdadero sentido en la interacción entre los individuos y el entorno. Todos ellos invitan al diálogo.

El que nos propone José María Picón en su particular antología del séptimo arte es doble:

Así, el artista se sumerge en Cinestesia en distintos filmes en busca de su esencia, despojándolos, con gran inteligencia, de cuanto considera accesorio. Busca capturar, en otras tantas imágenes reducidas a su mínima expresión, sus rasgos más icónicos: kilómetros de celuloide destilados en trazos y figuras geométricas que guardan, latente, toda la potencia de la obra que los hizo posibles, y que aguardan, también, la chispa que desencadene, en un instante, una asociación. Pues el sentido está en la mente del que mira.

Tal es la segunda meta del autor, inseparable e indisoluble de la primera: sumergir con él a los espectadores para que, al contemplar su obra, seamos partícipes de ella al re-conocerla, cojugadores en un proceso de construcción y reconstrucción continua.

El juego. El arte. Ambos, en apariencia, carentes de interés material. Desprovistos de provecho alguno. Completamente inútiles.

No obstante y pese a todo, hagan juego, señores. Pues pocas cosas nos hacen tan humanos.

3 pensamientos en “Cinestesia

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